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Su primera revisión

Muchas personas nos hacen preguntas acerca de la oftalmología pediátrica. Entre ellas, una de las más comunes es cuándo es el momento idóneo para una primera revisión oftalmológica. Lo cierto es que independientemente de la edad del pequeño, es conveniente acudir al oftalmólogo siempre que se tenga la sospecha de alguna anomalía en su visión.

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Incluso cuando aparentemente todo vaya bien, será conveniente hacer una revisión muy temprana en el caso de bebés con antecedentes familiares de enfermedades oftalmológicas graves (como la catarata o el glaucoma congénitos) o en aquellos casos en los que la madre haya sufrido enfermedad de riesgo durante el embarazo susceptible de haber desarrollado una malformación congénita en el feto.

También sería conveniente una revisión temprana, durante el primer año de vida del niño o niña, cuando sus progenitores tienen más de 3 dioptrías de miopía o hipermetropía o más de 1.5 de astigmatismo, así como si sufren de ojo vago ambliope o estrabismo.

En todos los demás casos, se aconseja una primera visita oftalmológica entre los dos y tres años del pequeño/a. Hay que tener en cuenta que aunque esta primera revisión de la visión infantil es importante, las conclusiones de las revisiones serán cada vez más completas conforme el niño sea más mayor, y pueda colaborar de forma más proactiva en la exploración.

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En esta primera visita, a menos que se tenga sospecha de alguna patología en concreto que merezca atender de forma prioritaria, se realiza una exploración oftalmológica completa, incluyendo una dilatación y fondo de ojo en función de la valoración del oftalmólogo. Es normal que el niño se muestre algo irritable en alguna de estas pruebas, ya que le provocarán visión borrosa.

Es importante que el niño o niña sepa que no se le va hacer ninguna exploración dolorosa en las pruebas. Se utilizan equipos y luces que en ocasiones deslumbran, pero no duelen. También puede que se le administren gotas que pueden producir un leve escozor en los ojos, pero este pasará en solo unos segundos como si fuera sólo agua de mar.

Si tiene cualquier duda referente a la primera revisión de oftalmología pediátrica, no dude en contactar con nosotros y le atenderemos de forma personalizada.

Los niños también pueden tener cataratas

Es muy habitual la creencia de que las cataratas son una patología exclusiva de la gente mayor y no saben que los niños también pueden tener cataratas. Lo cierto es que es un hecho muy poco frecuente. La presencia de la catarata infantil se ha estimado entre 1 a 15 niños de cada 10.000.

Las cataratas infantiles pueden ser prenatales y, de hecho, pueden ser identificadas en algunos casos con una ecografía a las veinte semanas. Estas cataratas pueden ser anteriores, centrales y o posteriores:

  • Las cataratas anteriores son en las que menos disminuyen la agudeza visual, y las menos progresivas. Normalmente se identifica en el bebé durante la lactancia, advirtiendo que tiene una marca de color blanco en la córnea cuando se le está dando el pecho. La catarata es pequeña, central y no impide la visión. Al cabo de un año, si el bebé muestra distinta graduación entre un ojo y el otro, empezará a utilizar gafas, pero este tipo de cataratas no se suele operar.
  • Las cataratas centrales pueden ser congénitas y, aunque suelen ser más alarmantes que las anteriores por su tamaño, tampoco se suelen operar al no generar un grave problema para la visión. Estas cataratas son progresivas, pueden estar presentes en el nacimiento de forma más tenue, y aumentar en densidad o tamaño con el paso de los años.
  • Las cataratas posteriores son evolutivas y suelen ser también bastante grandes. Los niños que las padecen suelen mostrar una miopía unilateral progresiva. En este caso, puede que las cataratas no sean visibles hasta que la miopía ha avanzado bastante, de forma que sí suponen un grave perjuicio para la visión y generalmente requieren de una intervención quirúrgica.

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Debemos tener en cuenta que en los niños las cataratas siempre son patológicas, al no estar causadas por el envejecimiento. El 80% de éstas son de origen desconocido, y el 20% restante son debidas a un trauma o están asociadas a alguna anomalía ocular fácil de diagnosticar. Los tumores intraoculares también pueden dar origen a cataratas.

Las cataratas no se operan nunca antes de las 4 semanas de vida porque el riesgo de glaucoma es muy grande. La operación de la catarata infantil es un una cirujía muy específica que sólo deben realizar cirujanos muy especializados.

Si deseas hacernos llegar tu consulta, no dudes en ponerte en contacto con nosotros y te atenderemos.

Anisocoria: pupilas de distinto tamaño

La anisocoria es la asimetría del tamaño de las pupilas, es decir, un distinto grado de dilatación entre ellas. Esta asimetría puede darse por un proceso anormal y unilateral de miosis (contracción pupilar) o midriasis (dilatación pupilar).

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No se trata de una enfermedad en sí misma, ya que la presenta entre un 10% y un 20% de la población y en la mayor parte de los casos se considera fisiológica o normal. Hasta 0.5 mm de diferencia entre el diámetro de las dos pupilas, no debe preocuparnos.

Sin embargo, hay distintas patologías que pueden presentar este síntoma: enfermedades vasculares, tumorales, infecciosas u otras como el glaucoma. Los antecedentes, la historia clínica y el diagnóstico físico nos ayudarán a identificar una u otra causa. 

Puede estar causada por una anormalidad en el tercer nervio craneal, que viene desde el cerebro al ojo y controla la posición del párpado, el movimiento del ojo y el tamaño de la pupila. En este caso, habitualmente irá acompañada de ptosis (parpado caído) y algún tipo de alteración en el movimiento del ojo. Puede ser también un indicador del Síndrome de Horner, del que hablamos recientemente en este post y que si aparece durante el primer año de vida puede provocar una diferencia en el color de los ojos.

Anasicoria

La anisocoria en la infancia puede ser de origen hereditario, sobre todo si hay otro miembro de la familia afectado. Si tenemos un bebé con una anisocoria, debemos asegurarnos de que es anisocoria esencial (no es superior a 0.5 mm) para descartar cualquier tipo de patología que deba ser atendida. En cualquier caso, delante de un bebé con una anisocoria notable hay que acudir al un especialista en oftalmología pediátrica.

Si necesitas asesoramiento o quieres pedir cita para una consulta al respecto, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.

Síntomas para la prevención del ojo vago

Lo que popularmente se conoce como «ojo vago o perezoso», en términos médicos es una patología llamada ambliopía.

De forma habitual, solamente afecta a uno de los ojos, pero puede darse el caso de afectación en los dos ojos. La causa del problema son las vías de comunicación entre el cerebro y el ojo. Si la comunicación de los dos ojos no se desarrolla de manera simétrica, el cerebro comienza a tener preferencia por uno de los dos ojos. Entonces, la vista no se desarrolla de una manera normal y aparece la ambliopía.

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Los niños están muy expuestos a esta patología y es muy importante detectarla a tiempo para tratarla convenientemente. A continuación se listan algunas señales a las que los padres deben de estar atentos para poder prevenir a tiempo la ambliopía.

  • Parpadeo excesivamente persistente.
  • Frotado de los ojos con frecuencia excesiva.
  • Desvío en un ojo.
  • Visión borrosa.
  • Cerrar un ojo al mirar objetos muy luminosos.
  • Mirar a la televisión de lado .
  • Acercarse excesivamente para poder leer o tener la necesidad de seguir con los dedos la lectura.
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Seguir la lectura con el dedo, es un síntoma muy habitual.

Si el niño presenta cualquiera de estos síntomas o varios simultáneamente, lo mejor será consultar con un especialista para poder descartar o tratar la ambliopía u ojo vago.

En Barcelona, el Centro Oftalmológico del Dr. Carlos Carreras-Candi está a vuestra disposición, solamente pinchando aquí.

Tablets y smartphones: ¿Afectan a la miopía?

Hoy en día el uso de Tablets y Smartphones está más que extendido entre todos los segmentos de edad. No pretendemos, ni mucho menos, revertir la situación, solamente vamos a exponer los posibles riesgos que tiene el uso de estos aparatos para nuestra visión, y muy especialmente en lo que a la miopía se refiere.

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El uso de pantallas en general, pero sobre todo de Tablets y Smartphones genera síndrome de fatiga visual. Esto es debido a que estamos obligando a la vista a enfocar directamente sobre una fuente de luz durante un tiempo prolongado. Esta es una de las primeras claves de este asunto: el tiempo de uso ininterrumpido.

El simple hecho de esta exposición excesiva a este tipo de aparatos está causando un impacto notable en el número de casos de miopía, especialmente entre los niños que cada vez son más y más pequeños los que son diagnosticados de esta patología.

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Nuestras recomendaciones para evitar este tipo de situaciones son aplicar el sentido común: reducir los tiempos de exposición a estos aparatos, hacer pausas cada 15 o 20 minutos de atención ininterrumpida, colocarse el aparato a una distancia de 50 centímetros aproximadamente y seleccionar tamaños de letra grandes para no forzar de más la visión en la lectura.

Pese a ello, ante cualquier síntoma de empeoramiento de la visión lo mejor es consultar con un especialista.