Los bebés recién nacidos no son para nada ajenos a los problemas oculares y éstos son más frecuentes de lo que solemos creer. Como sabemos, los ojos son órganos muy delicados y los primeros meses de vida también es la etapa más delicada del ser humano, por lo que nos convendrá extremar todo tipo de precauciones al respecto.
En el post de hoy, vamos a descubrir los cinco principales problemas oculares que pueden sufrir los recién nacidos:
Obstrucción del lagrimal: algunos bebés pueden nacer con el conducto lagrimal cerrado. Esto dificulta o incluso puede llegar a impedir el correcto drenaje de las lágrimas, con lo que no se produce una correcta limpieza de la superficie del ojo . Suele provocar que los ojos se queden excesivamente pegajosos y en muchos casos suele ser suficiente con un suave masaje para su desobstrucción.
Cataratas: aunque el imaginario popular sitúe a las cataratas como una patología para edades avanzadas, esto no es así. Aunque es infrecuente, algunos recién nacidos nacen con ellas y en función de su grado, puede incluso requerir tratamiento quirúrgico.
Párpado caído: lo que científicamente conocemos como ptosis es una patología recurrente entre recién nacidos. El músculo que tensa el párpado no se desarrolla con normalidad, lo que provoca que el párpado no se pueda abrir completamente y se queda en una posición intermedia, o caída. Es un problema severo y en muchas ocasiones suele terminar en cirugía.
Estrabismo: hasta los cuatro meses de vida, se suele dar lo que se llama el Estabrismo del recién nacido, lo que es algo totalmente normal, que no requiere de ninguna intervención para su natural recuperación. Si a partir de esos meses de vida un bebé no consigue equilibrar los ojos y centrar la mirada, podemos estar ante un caso de estrabismo que conviene ser tratado por un especialista.
Infecciones: por último llegamos al mal más común en este tipo de casos, y a la vez el que menor gravedad suele tener. Las conjuntivitis en recién nacidos son muy comunes. Conviene tratarlas con gotas antibióticas y si no son excesivamente recurrentes podemos considerar que entran en la normalidad en esa primera etapa de vida.
Siempre es bueno estar atento de las posibles patologías del recién nacido. Nosotros siempre recomendamos visitar a un especialista en cualquier caso de duda ante este tipo de situaciones.