Es muy habitual la creencia de que las cataratas son una patología exclusiva de la gente mayor y no saben que los niños también pueden tener cataratas. Lo cierto es que es un hecho muy poco frecuente. La presencia de la catarata infantil se ha estimado entre 1 a 15 niños de cada 10.000.
Las cataratas infantiles pueden ser prenatales y, de hecho, pueden ser identificadas en algunos casos con una ecografía a las veinte semanas. Estas cataratas pueden ser anteriores, centrales y o posteriores:
- Las cataratas anteriores son en las que menos disminuyen la agudeza visual, y las menos progresivas. Normalmente se identifica en el bebé durante la lactancia, advirtiendo que tiene una marca de color blanco en la córnea cuando se le está dando el pecho. La catarata es pequeña, central y no impide la visión. Al cabo de un año, si el bebé muestra distinta graduación entre un ojo y el otro, empezará a utilizar gafas, pero este tipo de cataratas no se suele operar.
- Las cataratas centrales pueden ser congénitas y, aunque suelen ser más alarmantes que las anteriores por su tamaño, tampoco se suelen operar al no generar un grave problema para la visión. Estas cataratas son progresivas, pueden estar presentes en el nacimiento de forma más tenue, y aumentar en densidad o tamaño con el paso de los años.
- Las cataratas posteriores son evolutivas y suelen ser también bastante grandes. Los niños que las padecen suelen mostrar una miopía unilateral progresiva. En este caso, puede que las cataratas no sean visibles hasta que la miopía ha avanzado bastante, de forma que sí suponen un grave perjuicio para la visión y generalmente requieren de una intervención quirúrgica.
Debemos tener en cuenta que en los niños las cataratas siempre son patológicas, al no estar causadas por el envejecimiento. El 80% de éstas son de origen desconocido, y el 20% restante son debidas a un trauma o están asociadas a alguna anomalía ocular fácil de diagnosticar. Los tumores intraoculares también pueden dar origen a cataratas.
Las cataratas no se operan nunca antes de las 4 semanas de vida porque el riesgo de glaucoma es muy grande. La operación de la catarata infantil es un una cirujía muy específica que sólo deben realizar cirujanos muy especializados.
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