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Prevención y tratamiento de la DMAE

Con el paso de los años solemos sentir que nuestra visión se ve afectada. La mayoría de las veces damos por hecho de que el motivo principal es la edad y no podemos hacer nada al respecto. Sin embargo, aunque se trate de una degeneración asociada directamente a nuestra edad, siempre que se diagnostique a tiempo, se puede tratar y ralentizar su proceso.

La degeneración macular asociada a la edad, también conocida como DMAE, es una enfermedad degenerativa que afecta al área central de la retina, es decir, la mácula. La DMAE es la primera causa de pérdida visual en el mundo occidental, ya que la mácula es responsable de nuestra visión central y nuestra fijación en actividades tan comunes como leer, ver televisión o conducir. Afecta principalmente a personas mayores de 50 años y los síntomas que podrían alertarnos de dicha afectación macular son: visión central borrosa, alteración de la forma de las imágenes, así como, el tamaño de las mismas.

Existen dos tipos de DMAE:

Seca: produce una pérdida progresiva de células nerviosas en la mácula y afecta al 90% de los casos. Caracterizada por su lentitud, ya que la perdida de visión total puede tomar décadas en llevarse a cabo.

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Húmeda: un tejido crece bajo las capas más profundas de la retina, acaba filtrando fluidos y sangre en la mácula, es tan agresiva que puede generar la pérdida total de la visión en semanas o meses. Afecta al 10% de los casos.

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Aunque los genes y la edad son los dos principales factores que influyen en que padezcamos la enfermedad, existen métodos preventivos que podemos aplicar a lo largo de nuestra vida para evitar sufrirla: no fumar (los fumadores tienen 5 veces más riesgo de padecerla), mantener una dieta saludable y someterse a revisiones periódicas a partir de los 50 años. El diagnóstico precoz es básico para conseguir que el tratamiento sea más eficaz.

En el Centro Oftalmológico Carreras Candi, en Barcelona, estaremos encantados de ofrecerte todas las revisiones y tratamientos necesarios para prevenir y combatir la enfermedad. No dudes en contactar con nosotros.

La alta miopía o miopía magna

En anteriores ocasiones hemos tenido la oportunidad de hablaros de la miopía, un defecto de refracción o error en el enfoque visual que provoca que las imágenes se enfoquen por delante de la retina y no sobre ella, lo que dificulta la visión de lejos. Esto es debido a que el globo ocular es demasiado alargado o a que la córnea es más curva de lo normal.

En esta ocasión, queremos explicaros lo que es la alta miopía o miopía magna. Cuando el error visual supera las ocho dioptrías aproximadamente, o el eje antero-posterior del ojo es mayor de lo normal (más de 26 milímetros) , hablamos de alta miopía. Se trata de una dolencia potencialmente discapacitante – una de las principales causas de la ceguera legal – que afecta a cerca de un 2% de la población y conlleva un mayor riesgo de padecer ciertas enfermedades oculares derivadas de ésta.

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Estas patologías pueden ocasionar una discapacidad visual que afecte de forma determinante a la calidad de vida de un paciente, especialmente cuando la persona se encuentra en edad laboral. No existe una edad concreta a la que se produce esta afectación, aunque su aparición suele iniciarse en la infancia, entre los 5 y 10 años, y se estabiliza tras la adolescencia. Las personas con antecedentes familiares son más propensas a padecerla. En España, la miopía magna es la principal causa de la afiliación a la Organización Nacional de Ciegos Españoles.

Los efectos de la alta miopía son mucho más evidentes que los de una miopía moderada. Mientras la persona miope ve bien los objetos cercanos, pero borrosos aquellos que se encuentran a distancia, los pacientes con miopía alta suelen quejarse de ver líneas onduladas o manchas opacas, y de una pérdida de agudeza visual. Cuando esto ocurre, el paciente debe visitar una consulta oftalmológica de manera urgente.

Los pacientes de alta miopía requieren controles oftalmológicos regulares para comprobar que no haya lesiones en la retina, ya que estas pueden ofrecer sin síntomas. La miopía magna es uno de los principales factores de riesgo de cara al desprendimiento de retina. Por otra parte, también puede desarrollar alteraciones en la mácula que provoquen la pérdida de la visión central. Además, en los pacientes con alta miopía existe un mayor riesgo de sufrir otras enfermedades como la catarata precoz y el glaucoma crónico.

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Aunque no se puede prevenir la progresión de la miopía, algunas las complicaciones que desarrollan estos pacientes pueden tratarse mediante la cirugía vitreorretiniana (desprendimiento de retina, agujero macular) o inyecciones intravítreas (membrana neovascular subretiniana) en el caso de las patologías maculares.

Suele desaconsejarse la cirugía con láser en las capas superficiales o internas de la córnea, que sí funciona para las miopías moderadas, pero sí es posible la implantación de lentes intraoculares fáquicas entre la córnea y el cristalino. Las revisiones oculares periódicas pueden ayudar al diagnóstico y tratamiento precoz de complicaciones asociadas.

El estrés y la visión

El estrés es un estado de cansancio y tensión física y mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy superior al habitual. Supone un desafío para el cuerpo, ya que un estado de estrés prolongado en el tiempo puede suponer complicaciones para la salud, como el incremento de la presión arterial, insuficiencia cardíaca, diabetes, obesidad, depresión, ansiedad, problemas cutáneos y alteraciones hormonales.

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Pero, ¿de qué forma afecta el estrés a nuestra visión? Las formas más comunes en las que se presenta son temblor de ojos e inflamación, aunque en casos muy agudos se puede producir una pérdida súbita de la visión. La mayor parte de estos efectos son transitorios, sin embargo debemos prestarles atención. A continuación, analizamos con más detenimiento cada uno de ellos:

La sensación de temblor en los ojos no se suele corresponder con un movimiento de todo el ojo, sino con un movimiento de un pequeño músculo cuya función es elevar el párpado, el músculo de Müller. En situaciones de estrés en las que liberamos mucha adrenalina, este músculo puede reaccionar de forma involuntaria  y molesta, pero sin ocasionarnos ningún efecto perjudicial sobre la visión.

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En algunos casos de estrés exagerado en personas de mediana edad (40-55 años) puede aparecer edema en la macula retiniana (lugar donde se forma la imagen en la retina), provocando déficit de visión, sobretodo en visión cercana, apareciendo letras entrecortadas y líneas deformes (metamorfopsia). Aunque puede solucionarse de forma espontánea, se aconseja visitar urgentemente al oftalmólogo para realizar un diagnostico diferencial con otras patologías oculares.

Finalmente, en algunos casos más críticos de estrés permanente se puede llegar a sufrir una amaurosis, es decir, una pérdida súbita de la visión sin lesión aparente. Este síntoma suele ser transitorio, pero si lo sufrimos debemos acudir al oftalmólogo de inmediato para descartar que sea síntoma de cualquier otra dolencia, ya que la amaurosis fugaz también ser un signo premonitorio de un accidente cerebrovascular inminente.

Si tienes alguno de estos síntomas o te preocupa cómo tus ojos reaccionan ante situaciones de estrés, no dudes en contactar con nosotros.

 

Enfermedades de la mácula

La macula lútea corresponde a la zona central de la retina, en donde se concentra la mayoría de fotorreceptores especializados en la visión diurna (conos), y capaces de apreciar la gama de colores que son perceptibles por el ojo humano. Aquí se alcanza la máxima resolución visual y se concentra el foco procedente de las imágenes que queremos visualizar.
La afectación de esta zona anatómica de la retina, ocasiona una pérdida de la visión central que imposibilita la lectura.

DMAE
En la medida que la edad de supervivencia aumenta, aparecen en nuestra cultura, enfermedades que podríamos llamar degenerativas y que antes las veíamos de forma circunstancial.
La que preocupa de forma especial, es la conocida DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad), de la que consideraremos dos tipos: seca o geográfica y húmeda o neovascular.
La DMAE seca afecta al 35% de la población mayor de 65 años evolucionando de forma lenta. En la actualidad solo presenta un tratamiento preventivo con la ingesta de antioxidantes.
La DMAE húmeda, de evolución más rápida, afecta a un 15% de la población, siendo susceptible de tratamiento con inyecciones en el interior del ojo de sustancias capaces de evitar el crecimiento de los vasos sanguíneos (neovasos) responsables de la enfermedad.

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En nuestro centro practicamos el test genético SECUGEN, que nos determina la predisposición genética a padecer DMAE, mediante un sencillo análisis en la saliva, en pacientes en fases incipientes o con familiares afectos de la dolencia, para su prevención o tratamiento precoz.