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Los ojos rojos: causas y remedios

El globo ocular está recubierto de un tejido llamado conjuntiva. Éste es casi transparente, salvo por algunos vasos sanguíneos visibles. Cuando el ojo sufre una agresión, como la penetración de partículas de polvo, humo o el efecto del cloro de la piscina, esos vasos se dilatan porque la conjuntiva incrementa su flujo sanguíneo como respuesta defensiva. Eso provoca el efecto al que denominamos de forma común «ojos rojos«.

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Durante los últimos años se ha popularizado el uso de colirios vasoconstrictores para blanquear el ojo ante esta situación. Sin embargo, debemos tener en cuenta que estos productos tienen un efecto sólo estético, ya que la causa que ha provocado esa reacción sigue estando ahí.

El uso de estos colirios no debería tener mayores consecuencias con un uso puntual, pero usándolos con frecuencia el ojo puede acostumbrarse a ellos y reaccionar mandando más señales químicas para dilatar los vasos sanguíneos, con lo que en realidad estaríamos agravando el problema.

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Por ello, consideramos que lo más importante ante una reacción de ojos rojos es detectar la causa que la ha provocado. Si el problema es que tenemos los ojos secos, deberemos usar lágrimas artificiales. En el caso de las conjuntivitis, recurriremos a un fármaco antialérgico o antibiótico en función de su origen. Para la blefaritis, un jabón para los párpados.

De este modo estaremos tratando el problema de raíz aunque, eso sí, requiera de un tratamiento más mantenido en el tiempo y sin un resultado estético inmediato. Si tienes los ojos rojos con frecuencia y no has identificado la causa, ponte en contacto con nosotros y te asesoraremos.

El peligro del cloro para los ojos

El cloro es un elemento de la tabla periódica, en concreto el de número atómico 17 y con símbolo «Cl». Como todos sabemos se usa para desinfectar el agua, en dosis menores para el agua potable y en bastante mayores para las piscinas.

El cloro es sumamente tóxico, pero en su uso habitual está muy controlado ya que se distribuye en pequeñas dosis que no entrañan un grave peligro para los humanos, aunque como ante cualquier tóxico tenemos que tomar una serie de precauciones. Y en el caso que nos ocupa – la vista – todavía más.

Ojos rojos

El cloro de las piscinas puede provocarnos irritaciones más o menos severas en función del grado de exposición. Un grupo de especial riesgo son los niños, en primer lugar por ser más sensibles y en segundo porque suelen estar mucho más tiempo en el agua que los adultos, lo que aumenta los tiempos de exposición.

A continuación, se listan una serie de sencillos consejos a seguir para evitar los problemas oculares derivados del cloro de la piscina:

  • Comprobar que la piscina reúne las condiciones higiénicas necesarias.
  • Utilizar preferentemente gafas de natación, especialmente los niños y especialmente en baños prolongados.
  • Evitar en general cualquier baño prolongado en exceso.
  • Tratar de evitar abrir los ojos bajo el agua.
  • No compartir toalla.

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Siguiendo estos sencillos pasos evitaremos las molestas irritaciones oculares tan comunes en verano. Y como decimos siempre, ante cualquier eventualidad, siempre es mejor consultar con un médico especialista.