La diabetes es una enfermedad que afecta a la capacidad para controlar los niveles de azúcar en la sangre, causado por deficiencias a la hora de producir insulina o de que el cuerpo la utilice de manera eficaz.
El azúcar – la glucosa – es la fuente vital de energía para las células. Sin embargo, el exceso de glucosa en sangre durante un período prolongado puede causar daños severos a muchas partes del cuerpo. En el caso que nosotros tratamos, puede dañar a los pequeños vasos sanguíneos en los ojos y provocar problemas de toda índole: desde pérdida de visión, hasta ceguera.
La diabetes puede provocar una serie de problemas de visión como puede ser la aparición de cataratas, degeneración macular, glaucoma y la más tristemente célebre entre diabéticos: la retinopatía diabética.
La retinopatía puede producir pérdidas muy graves en la visión y es por ello que conviene estar atentos a cualquier síntoma y tratarlo a la mayor brevedad posible.
Para prevenirnos, lo primero será tener un control estricto sobre la diabetes, mediante el uso de insulina y/o la medicación necesaria. Además, será necesario realizar exámenes oftalmológicos completos periódicamente.
Todos tenemos que tener en especial cuidado nuestra vista, pero los enfermos de diabetes deben de extremar las precauciones, ya que este tipo de enfermedades acaban suponiendo una de las mayores causas de ceguera en países desarrollados.